MATEO ANDREA

“APIS MARQUESA”: Miel de la Marquesa & Mateo Andrea

El dibujo, “un modo de expresión privilegiado”, observará Mateo Andrea (Buenos Aires, 1983), un artista devenido precoz y “naturellement” heredero de las cualidades artísticas de su familia, mas en especial del lineaje dibujante de su abuelo Kees y de su padre, Pat Andrea, por ello sentenciará: “je perpétue l’art de la ligne”.Defensor de esa línea que sueña, más bien imagina, como una expresión transfigurada desde la que concibe singulares retratos, en buena parte de mujeres, rostros y cuerpos inmersos en situaciones espaciales, con frecuencia hipergestualizados y elevados sobre la extrañeza de misteriosos espacios del lienzo o el papel, allí vagan las formas que Mateo Andrea ha imaginado, rostros y cuerpos recibiendo los objetos y sentimientos que pueblan el mundo, esas representaciones como espaciadas caprichosamente en un territorio de intimidad desvelada, tal un artista que soñase y viviese soñándose, como aquel otro artista de Berna.

En sus modos de expresión, las pinturas y dibujos quizás respondan a la devolución al mundo de las imágenes del entrecruce de culturas de esta familia de artistas donde secularmente se ha desenvuelto, no excluyendo, especialmente en algunos dibujos, su encuentro con ciertos modelos del pop art. “Aparición” o, más bien, un conjunto de “apariciones”, son términos que definen bien el surgimiento de las imágenes en la obra de Mateo Andrea, con frecuencia femeninas, que parecen embargadas de lo familiar, en muchas ocasiones sus títulos expresivos de lo sensorial. Entonces, ¿grito o deseo? ¿metafísica y confidencia? ¿éxtasis o crisis? ¿expresión y silencio?, mas todo ello como el reflejo de unos retratos que parecen empujados con la intensidad de una fuerza hacia adelante, destino al corazón de una visibilidad que él concibe y, de este modo, lo visible desplegado en el centelleo de una sucesión de narraciones, puntos distendidos donde se
abre el tiempo entre la búsqueda del sentido y su destrucción, capaz, de esta forma, de generar, entre las esquirlas de las formas coloristas de sus pinturas, un nuevo sentido del mundo. Mis cuadros, dirá Mateo Andrea, “son dibujos en los que la pintura viene a parasitar el orden establecido por la mina de plomo, cristalizando allí las emociones, tramas de instantáneas, episodios o apariciones donde trato de la ambivalencia del amor”.

Al cabo, la obra de Mateo Andrea es dibujo, pero también fuga y estasis, conjunción de presencia o paso, consciencias obstinadas que lo atraviesan todo con la verdadera escritura de unos relatos-otros bajo el aire inocente de esta verdadera imaginación alegórica invocada en la escena, pareciere suceso a la búsqueda de la conquista del espacio pictórico.

ALFONSO DE LA TORRE
Comisario